LA ESTATUA VIVIENTE (II)
Yo las observaba,tenían cara de señoras serias.Baje el volumen de mi walk-man para poder escuchar y nada ,estire mi cuello todo lo que pude y les mire las caras a las dos y nada.
Yo estaba propicia para la ocasión pintada de invisible, invisible cómo la pared que separaba las dos camas dónde cada una vivía con sus muñecos hijos.
Ellas ni se inmutaban, me ignoraban cómo siempre lo hacían cua ndo se ponian a jugar,
no sólo a mí,ignoraban a todo lo que hubiera a su alrededor seres y cosas.
Caracterizaban la realidad según a lo que jugaban.
Antes había dicho que la paz reinaba
.¡Era un silencio sepulcral! de esos que el aire no se corta ni con tijera.
Bueno no con la tijerita con cara de conejo que casi todos teníamos de chico y que sabemos que no cortaban nada,
hablo de las tijeras filosas que usan los peluqueros. .
.Bien, prosigo con mi relato.
Yo seguía sentada en mi antigua posición de escuchar música con los auriculares puestos,
así daba más certeza de que no escuchaba nada y así muy quieta,quietita ,cómo una estatua viviente de esas
que abundan en la calle Florida de Capital..
... -"A mi me gustaba una estatua que caracterizaba a una dama antigua de Francia,de la época de Luis XV ,con su sombrilla de volados, unos rizos bien formados y fijados con esa pintura gris plomo que les daba más apariencia de antiguos y una tetera de porcelana china.......".
Bueno,mis recuerdos me abstrayeron de la realidad y se fueron por las nubes,
lugar dónde siempre imagine que se iban los recuerdos infantiles.
Yo seguía cómo una estatua viviente qué sólo se mueven unos minutos cuándo alguién les pone una monedita en la tetera sin tapa y por cierto tienen la boca muy ancha y el pico muy encorvado. Creo que esa es la idea de la boca a n c h,..
-bueeh otra vez me fuí por las nubes, pero por qué se habran enojado las primas ?
.SI hasta recién las escuche reírse a carcajadas.
¿-Qué habrá pasado?-
¡ Que me perdí en un minuto que dejé de observarlas!.
Ya no puedo seguir con está incertidumbre y además me estaba acalambrando en esa posición rígida,
sólo movía mis párpados de vez en cuando para darles humedad y brillo a mis ojos , y nada!
- no se recriminaban nada-
.Era sabido que cuándo se peleaban se gritaban las cosas más atroces para la boca de dos gentiles señoritas de su edad,
se quitaban las pertenencias de cada una que por supuesto tenía la otra y con los collares, anillos, aros y demás accesorios en la mano se mandaban a........ pasear.
-¡Qué risa!- no se dieron cuenta que cada una tiene el anteojo de sol puesto de la otra.-
¡ El enojo obnubila.!
Me empecé a desperezar y ya estaba a punto de preguntarles: -qué c... pasó?-
cuándo veo que una de ellas busco el celular de uno de sus bolsos y marco un número y presionando el botón rojo para que salga la musiquita lo puso al oido para escuchar.
El otro aparatito imaginariamente empezo a sonar en la otra cama casa y ....
Esto se pone divertido, se van a chantar las cosas por telefono móvil.
Tengo que reconocer que siempre me sorprenden con algo más ingenioso.
Afine mis oidos, agrande mis ojos y atenta me puse a escuchar.....
este cuento continuará en:Hay una plaga de muñecos-
Beatriz Else-todos los derechos reservados 2009-