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La creatividad es la capacidad humana de modificar
la visión que tiene de su entorno a partir de la conexión
con su yo esencial. Esto permite al hombre generar nuevas
formas de relacionarse con ese entorno y crear nuevos
objetos; estaría fuertemente determinada por los genes
pero tambien puede ser desarrollada y estimulada,
afirmaba en 1998, el argentino Edgardo J.Venturini.
Aunque la creatividad -poder crear de la nada- en el
desarrollo de la humanidad ha sido y es fundamental,
no siempre fue apreciada.
Aunque hoy son valorados, en su momento innovadores
como Galileo, Mendel, Van Gogh, Darwin o Freud,
tuvieron que afrontar serios cuestionamientos.
Se han identificado cinco requisitos para ser creativo.
Primero, tener capacidad: disponer de amplios conocimientos,
dado que cuanto más imágenes y conceptos existan, mayor
posibilidad habrá de combinarlos de manera nueva y original.
Segundo, tener imaginación, ya que ésta brinda la disposición
para ver las cosas de manera diferente y generar nuevos
modelos y esquemas mentales.
Tercero, ser decidido: a fin de tolerar el riesgo y la
incertidumbre, superar dificultades y no seguir la
corriente vigente.
Cuarto, atender la motivación interna para así obtener
placer en el desafío intrínseco de su trabajo y no
atender las motivaciones externas comunes
( ganar dinero, lograr éxitos o fama ).
Quinto y último, disponer de un entorno creativo,
un ambiente que suscite, apoye y facilite el
desarrollo de ideas originales.
El creativo es un individuo insastifecho con su
tarea habitual, con los criterios corrientes y
con los conocimientos disponibles.
Quizás sea la explicación de porqué muchos seres
creativos hayan abandonado sus estudios clásicos
porque se aburrían al incorporar conocimientos
establecidos como inmutables.
La mayoría de las personas tienen un gran potencial
creativo; basta observar a los niños.
Sin embargo muchos también tienen esa capacidad
dormida o bloqueada, ya que con frecuencia la
educación que reciben ( conceptual, repetitiva,
analítica, lógica y estructurada) no colabora en
el desarrollo de ese potencial.
En las personas comunes,la represión que puede
ejercer el yo- como un mecanismo de defensa
contra los impulsos inconscientes- puede ser
un obstáculo importante para desarrollar un
pensamiento libre y creativo.
Cortesía: Dr. Norberto Abdala/ revista VIVA.